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Mercado I 27.08.25

WALL STREET EN AUGE: ¿RESILIENCIA REAL O NUEVA BURBUJA EN FORMACIÓN?

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El Mercado de Valores de Nueva York está viviendo un auge desconcertante. El Mercado de Valores de Nueva York, Wall Street, está viviendo un auge desconcertante: los grandes indicadores bursátiles -S&P500, Dow Jones-, trepan impertérritos entre la agitación de la guerra de tarifas, el debilitamiento del dólar, las amenazas de recesión e inflación y los estallidos bélicos en Oriente Medio y Ucrania. Algunas Bolsas de Europa también están entusiasmadas.

¿Qué está pasando? ¿Los inversores consideran que las empresas están blindadas ante los problemas, o están movidos nuevamente por un impulso especulativo irracional y el miedo a perderse una oportunidad de ganancia, el famoso FOMO? Lo que está sucediendo ¿es sustentable o está conduciendo hacia una nueva crisis financiera con consecuencias para todo el mundo?

La biblioteca de respuestas está dividida en dos grandes corrientes. Los optimistas sostienen que “esta vez es diferente”, para utilizar el título del libro de historia de las crisis financieras de Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, el cual alude a que cuando alguien advierte que se está formando una burbuja, alguien contesta que es así, pero que “esta vez es diferente” y que no hay peligro de crisis. Esta visión está representada por, entre otros, Rick Reider, del Financial Times, que sostiene que el ruido político ya no altera a los mercados, porque la economía estadounidense ha resistido los aumentos de tarifas y otras turbulencias. Una razón de esta resilencia económica es que en la actualidad los servicios generan el 81% del PBI estadounidense y el 69% del gasto de los consumidores, frente al 38% en la década de 1940, por lo que el mercado puede absorber los traumas en el comercio de mercaderías.

Además, hay ánimo inversor porque la deuda de las empresas y los hogares es más de un 30% inferior al nivel máximo alcanzado durante la Gran Crisis Financiera, y los márgenes de beneficio empresario están en 13,8%, un récord anterior a la pandemia.

Paralelamente, los desarrollos de Inteligencia Artificial, computación en la nube, robótica y otras actividades están atrayendo capitales hacia las acciones tecnológicas y las empresas tienen mucho efectivo que emplean en la recompra de sus propias acciones, sosteniendo los precios del Mercado.

En la misma onda, el banco de inversión Goldman Sachs sostiene en sus Briefings, que la expectativa de bajas en las tasas de interés y las inversiones en IA y en otras tecnologías contrarrestan los riesgos geopolíticos, el debilitamiento del dólar y las malas perspectivas fiscales de EE.UU. Y sus relevamientos de opinión entre inversores muestran una confianza creciente en las acciones, especialmente en las de las grandes tecnológicas, denominados las 7 Magníficas.

También considera que, con la repetición de shocks, los mercados tienden a desarrollar formas de inmunidad y no todos los eventos geopolíticos que dominan los titulares de noticias crean un shock duradero. En la vereda de enfrente, otros analistas alertan sobre algunos peligros. John Plender, también del Financial Times, señala paralelismos de la actualidad con lo que ocurrió con el auge de internet a fines de los noventa y advierte sobre el dominio de una “mentalidad de billete de lotería”, expresión que recuerda la advertencia de Keynes sobre la formación de una “economía casino”. Y muestra el indicador de “euforia bursátil” de Barclays -una combinación de flujos de derivados, volatilidad y sentimiento de los inversores- que subió al doble de su nivel habitual, entrando en un territorio asociado con burbujas de activos.

Muy a cuento, el analista recuerda el ya clásico libro de Charles Mackay, “Delirios Populares Extraordinarios y la Locura de las Multitudes”, de 1841, en el que el autor se refiere, especulaciones, conductas irracionales y crisis, como la de los tulipanes, en Holanda en el siglo XVII.

Un dato clave e inquietante es que el auge actual no está impulsado solo por la compra de acciones, bonos, y otros activos más o menos tradicionales, sino también por nuevos instrumentos especulativos. Uno de ellos las criptodivisas, cuya cotización crece por una demanda de refugio ante la debilidad del dólar y la incertidumbre, pero también por la decisión de Donald Trump de promover su utilización y crear una reserva nacional de criptos y convertir a EE.UU. en el centro mundial de las criptomonedas.

Otros instrumentos son las “acciones meme”, según la denominación de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. Se trata de acciones de empresas chicas popularizadas en las redes sociales y cuyo precio no tiene base en el valor de las compañías sino por su fama. Estas acciones tienen una alta volatilidad y son compradas principalmente por pequeños inversores muchas veces poco informados.

Está, finalmente, la ascendente opción de las Empresas con el Propósito Especial de Comprar otra Compañía (SPAC, según su sigla en inglés), que no tienen operaciones reales, comerciales o productivas, y se forman para juntar fondos destinados a comprar otras empresas o fusionarse con ellas, y que, por lo tanto, encierran un alto grado de incertidumbre sobre sus resultados y sobe valor real de sus acciones en el futuro. El empresario Donald Trump utilizó este vehículo para agregar compañías a su grupo.

Habrá que ver que parte de la biblioteca está acertando en las apuestas y si esta vez es realmente diferente o si hay que prepararse para un nuevo evento desafortunado en los mercados y en la sociedad.

Clarín